martes, 13 de noviembre de 2012











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Con los apodos empieza el matoneo escolar
Publicado 10/11/2012
Fabián Henao Ocampo
Care gato, gordinflón, cucaracha, care barril, gallinazo, pluma blanca, lagartija, care banano y diez mil sobrenombres más estarán a punto de desaparecer de las instituciones educativas de Colombia si se aprueba en cuarto debate la Ley que busca erradicar de los colegios el Matoneo Escolar.   
Ya era hora que el gobierno de Colombia interviniera en un problema que hace mucho tiempo le viene generando dolores de cabeza a los padres de familia y a las instituciones escolares  de nuestro país, el tema del matoneo escolar. La plenaria de la Cámara de Representantes aprobó en segundo debate  un proyecto de ley que busca atacar directamente este fenómeno social.
La ley busca un marco institucional para que el sistema educativo promueva y fortalezca la formación ciudadana y el ejercicio de los Derechos Humanos de los estudiantes para identificar, reportar y realizar el seguimiento a los casos de matoneo y violencia escolar en todo el país.
Según la ley propuesta por el Representante Telésforo Pedraza, el matoneo escolar empieza a partir de los apodos que en muchas ocasiones son puestos entre compañeros en los colegios. Según el Representante necesitamos enseñarle a la gente cómo prevenir el matoneo y mostrarle a los estudiantes los efectos que causan el acoso, los apodos, las burlas. Todos estos son signos de alarma que de no intervenirse  se  pueden convertir en una situación inmanejable en todas las instituciones educativas del país.

Ya lo había dicho la ministra de Educación  María Fernanda Campo, muchos estudiantes deciden silenciosamente retirarse de los colegios a causa del acoso escolar de sus compañeros o de sus profesores. Muchos estudiantes son maltratados sicológicamente por el Faceebook o por el correo electrónico (ciberacoso). A muchos estudiantes los intimidan, les pegan, los extorsionan, los humillan, se burlan de ellos y los incitan a la violencia dentro y fuera del aula de clase.  
Aun no sabemos cómo se reglamentará y qué sanciones de ley impondrá el gobierno al estudiante o la familia del estudiante que sea sorprendido abusando de la buena fe de sus compañeros.
Yo siempre he pensado que en los colegios el Coordinador de Disciplina debería imponerle un comparendo (al estilo del tránsito) al estudiante que no cumpla las normas y como sanción que el estudiante pague ciertas horas de servicio social, dentro o fuera de la institución para que redima en algo el mal que ha generado; les dejo la idea al Representante y a la Ministra y a todos los que quieran opinar sobre el tema.     

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El acoso escolar en la primaria afecta cada vez a más chicos

n Mendoza, una nena de 13 años fue golpeada por sus compañeros por ser gorda. Un nene se suicidó en Temperley porque, según su abuelo, no soportó que se burlaran de él en la escuela. Otro chico, de ocho años, se niega a ir al colegio: si no lo cargan por pobre lo hacen por “traga”. A un adolescente lo indemnizaron en marzo porque tuvieron que extirparle un testículo: hace siete años, cuando asistía a un colegio privado de la Ciudad, sus compañeros se cansaron de pegarle patadas. Estos casos se dieron en lo que va del año. No es casual: el bullying no da tregua en las aulas argentinas. Ahora advierten que el acoso escolar aparece en la escuela primaria y en los primeros grados, a partir de los ocho años, y los maestros dicen que les faltan herramientas para hacerle frente.

Hace rato que se habla de hostigamiento entre estudiantes. Sin embargo, no hay estadísticas oficiales que armen un escenario sobre el acoso escolar. Tampoco existe una ley que brinde un marco institucional integral a la cuestión de la violencia escolar. Ni se han desarrollado programas interdisciplinarios capaces de abordar la complejidad del fenómeno, que no es para nada nuevo. Sí hay diez proyectos de ley en el Congreso, que conservan el estado parlamentario pero aún no se han discutido. Los únicos datos confiables surgen de un monitoreo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y UNICEF, publicado en 2011 –la investigación fue hecha en 2009 sobre datos recogidos en 2006–. Pero además de vieja, deja afuera a los alumnos de primaria y sólo abarca el área metropolitana. Es imperioso, coinciden los especialistas, tener un registro de los casos.

Los que sufren el bullying –en sus distintas versiones: insultos, golpes, cargadas, aislamiento o de manera virtual– son cada vez más chicos. “Era un fenómeno de la escuela media, pero ahora ya lo estamos observando en la primaria. Está estimulado por la accesibilidad a la tecnología. Por eso también ha prosperado el ciberbullying”, apunta Fernando Osorio, psicoanalista y presidente del II Congreso Internacional sobre Conflictos y Violencia en las Escuelas realizado en junio.

Roxana Morduchowicz, especialista en cultura juvenil, aclara que “las agresiones entre chicos existieron siempre”. Pero advierte que “hoy hayriesgos adicionales . Primero, una llegada mayor: Internet amplificó la audi encia, que ya no se limita al aula. Segundo, el anonimato, porque el acoso digital no se realiza cara a cara. Tercero, que no desaparece: la agresión se almacena y puede sobrevivir por años. 

“Antes reconocíamos características comunes de los chicos maltratados. Eran tímidos, estudiosos, con inhibiciones para el deporte o juegos. Hoy le puede pasar a cualquiera. Nadie está exento del acoso en una sociedad donde las instituciones destinadas a proteger a los niños, como la familia y la escuela, se han debilitado”, reflexiona Sara Zusman, médica psicoanalista, especialista en niños, adolescentes y familias, y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Y sigue: “En algunas ocasiones, cuando con mucho esfuerzo el hostigado puede contarles a sus maestros lo que está ocurriendo, es acusado de fabulador. Y pasa a ser victimario”.

¿Los docentes están capacitados para hacerles frente a las situaciones de acoso escolar? Responde Marina Kelly, de la ONG Bullying Cero: “No reciben en su formación básica herramientas para detectar situaciones de bullying o las que se dan antes del acoso escolar. Tampoco están formados para intervenir. Entonces cada uno decide el tipo de intervención que implementará”. La especialista dice que detectan situaciones puntuales de burlas o violencia física, pero se los trata como hechos aislados y no como una posible parte de un problema mayor. Osorio suma: “Hay una gran disputa acerca de quién es responsable de esta capacitación. Entonces, en muchos casos, cómo manejar el maltrato queda librado a la buena voluntad del docente o a su interés. Le corresponde al Estado brindar una capacitación permanente sobre las problemáticas socioafectivas del aula y no sólo sobre cuestiones pedagógicas”.

Fuente: Clarín





http://www.sitioandino.com/nota/58178-el-acoso-escolar-en-la-primaria-afecta-cada-vez-a-mas-chicos/