martes, 13 de noviembre de 2012

Trágicos efectos del bullying o matoneo

Trágicos efectos del bullying o matoneo

Con dolor e impotencia hemos recibido a través de las noticias el suicidio de algunos jóvenes, que por causa del acoso informático o del acoso escolar, decidieron terminar con su vida porque no soportaron la presión a la cuál habían sido sometidos.
Todo este panorama nos muestra la descomposición social, la cuál proviene de la familia y se incrementa por el ambiente que rodea a niños y jóvenes.
Yo como padre vivo a la expectativa de los cambios que se puedan suscitar en este aspecto. Mi pregusta es: ¿Qué acciones han asumido el Estado, las instituciones educativas y sobre todo los padres de familia para controlar y erradicar este flagelo de la vida moderna? ¿Qué podemos hacer ante tanta crisis?  

RESPUESTA
Estimado señor: El Estado a través del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ha diseñado un plan de choque ante Instituciones educativas en todo el país, dictando charlas a estudiantes, padres de familia y docentes, al igual que la división de infancia y adolescencia de la Policía Nacional.
El Ministerio de Educación ha puesto en alerta a las Secretarías de Educación para detectar focos de violencia o matoneo, con el fin de controlar y erradicar esta práctica que vulnera los derechos fundamentales de niños y jóvenes.
No hay duda que la familia se debe constituir como el primer centro de formación humana. Allí, bajo un ambiente de intimidad y apertura, de relación permanente donde los padres impongan normas, muestren límites y subsista el diálogo, podrán resolver las diferentes inquietudes o conflictos de sus hijos, evitando que sean objeto de amenazas, señalamientos, humillaciones o rechazo.
Solo así iniciaremos un cambio de actitud tanto en la familia como en el colegio, donde luchemos unidos para desterrar estas malas costumbres. Escuche a sus hijos con atención y valore lo que piensan dicen y hacen. He ahí parte de la solución. 

REFLEXION
Quien intimida compromete su propio ser a la destrucción total del espíritu de bondad y amor con que fue concebido. Nació para servir jamás para destruir.
Aquel que destruye a otro ser está dañándose a sí mismo.
Al enfrentar amenazas, señalamientos, humillaciones, rechazos por parte de un grupo, indiferencia o tácticas de acoso a través de Internet u otro medio ¡denuncie!
Callar sería permitir que otros a causa de una intimidación vulneren lo más sagrado que tiene: Su tranquilidad, alegría y seguridad. Es hora de reaccionar.

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